Siempre me he considerado más europea que inglesa, siempre muy orgullosa de ser parte de una unión donde se permite viajar libremente, donde se permite viajar fácilmente unas pocas horas y encontrarse en otro país con una cultura, un paisaje, un idioma y un ambiente distintos. Donde se da la oportunidad de vivir, trabajar, estudiar y buscar la vida en alguno de los 27 otros países. Me da mucha pena que los jóvenes no tendrán las mismas oportunidades que yo: hacer interrail durante los veranos, encontrar el amor con algun@ chic@ de ERASMUS, elegir cualquier país europeo y hacerlo su hogar, o tal vez conocer jóvenes de otros países que tendrían la oportunidad de estudiar trabajar y radicar en el Reino Unido.
Por supuesto estoy preocupada por mi situación en mi país adoptivo y también por las oportunidades de los jóvenes, pero eso es tan sólo una parte; me preocupa aún más el sentimiento de no reconocer a mi propio país. Entiendo que, esencialmente, las cosas están lejos de ser perfectas; es cierto que el referéndum ha destacado una serie de problemas fundamentales con el Reino Unido y su sistema político pero en esta ocasión ¿de dónde surgió la idea de que estaríamos mejores solos? Es más, parece que el resultado ha permitido a la alienación de ciudadanos europeos y no-europeos que viven en el Reino Unido, el resultado de esta decisión también pareciere aprobar los gritos racistas en la calle y al grafiti anti-inmigración en los baños de los colegios de primaria. Estoy preocupada por mis amigos y familiares que consideran mudarse a un área que votó para quedarse en la UE pues no se identifican con los valores de sus vecinos. Me preocupan las fracciones en opinión en otros países europeos y el mensaje que el Reino Unido ha dado al mundo. Me hace sentir rechazo a esta versión de mi país. El Reino Unido que conozco es un país de libertad, de mentalidad abierta, compasión, oportunidad, y donde la mayoría de los problemas pueden ser resueltos con una buena taza de té...
La inclinación por esta votación tan desfavorable, se podría deber a aquella gente mayor fuertemente arraigada a su mentalidad y principios de décadas atrás, donde la tolerancia y los valores eran propios para aquellas épocas. Se podría decir que esta decisión se sustenta también por los políticos y por aquellas personas sin la información precisa, ahora arrepentidas de su equivocada votación. Pero una realidad inminente es que el UK y la UE nunca serán los mismos. Los próximos meses van a ser difíciles e inexplorados. Sin embargo, a pesar del resultado, estoy fuertemente motivada para luchar por una Europa más unida como nunca antes, a pesar de lo que se avecine. Europa, por favor, no des la espalda a “los 48%”, no queríamos romper contigo.
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