En calidad de representante de la ciudad del Vaticano (estado observador dentro de la UE) y tal como hiciera Juan Pablo II en 1988, el sumo pontífice visitó las instituciones continentales en un acto cuidadosamente planificado que incluyó un discurso ante los diputados del Parlamento.
El Pontífice comenzó apelando al espíritu humanista de los padres fundadores de la Unión Europea, que contrasta con el clima de desconfianza y el exceso de burocratización de las actuales instituciones supranacionales europeas. Más adelante, en nombre de la dignidad de la persona humana y su necesidad de transcendencia, criticó el exceso de utilitarismo del sistema actual, que deriva inevitablemente en la soledad, “el gran mal del siglo XXI”. Por otro lado, invitó a los señores diputados a que cumplan el mismo logo de la Unión, “unidos en la diversidad” mediante políticas subsidiarias y de solidaridad hacía los más desfavorecidos.
El Papa Francisco también insistió en la necesidad de encontrar políticas que favorezcan el empleo juvenil, que regulen la inmigración(en base a los Derechos Humanos) para evitar que se repitan tragedias como la de Lampedusa(en Octubre de 2013) y que respeten el medioambiente, “la gran obra de la Creación”.
Su alocución fue aplaudida por miembros de diversos grupos, desde los democristianos del PPE hasta representantes ecologistas o de la Izquierda Europea como Pablo Iglesias. Poco antes, diputados del mismo grupo habían abandonado la sala en señal protesta por el incumplimiento de la aconfesionalidad por la que se rige el Parlamento.
Para leer el discurso íntegro del Papa Francisco en el Parlamento Europeo, pincha aquí.
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