Una isla entre Europa y Asia Menor
Posesión del Impero Romano Oriental, la isla de Afrodita cayó en manos de los otomanos después de la toma de Constantinopla. Fue en esa época que los turcos empezaron a establecerse a Chipre, al lado de los griegos.
En 1878, el Impero Otomano, debilitado por la ola de insurrección en los Balcanes, confió la administración de la isla al Impero británico, que lo anexionó completamente en 1914, como reacción a la alianza sellada entre la Sublime Puerta y la Triple Alianza.
En la isla, las divisiones entre los griegos (80% de la población) y los turcos eran fuertes. Los griegos querían cumplir la Enosis, la unión con Grecia, mientras que los turcos defendían el Taksim, la división de Chipre.
A Con la independencia en 1960, el arzobispo grecochipriota Makários III se convirtió en presidente y nombró un chipriota turco como vicepresidente. Además de la Commonwealth, forma política de neocolonialismo, Gran Bretaña mantuvo una presencia militar en la isla con las bases de Akrotiri y de Dhekelia. Por cierto, estos confetis son los únicos territorios británicos en utilizar el euro.
El equilibrio frágil se rompió en 1974 cuando los coroneles griegos fomentaron un golpe de estado desde Atenas para cumplir la Enosis. En reacción, Turquía intervino militarmente para proteger a sus conciudadanos y ocupó el/un 38% del territorio. Este golpe de estado fallido explica en parte la caída de la junta griega el mismo año.
Los cascos azules, fuerza armada de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), presentes en la isla desde 1964, garantizaron por tanto la desmilitarización de la línea verde, también llamada “línea Attila”, que separó las dos comunidades, incluso la capital. Las tres zonas de la línea estaban bajo responsabilidad argentina, británica y húngara-eslovaca.
En 1983, la República Turca del Norte de Chipre (RTNC) fue proclamada, con Nicosia como capital, y reconocida por Turquía solamente.
Gotas de agua contra un muro…
Desde entonces, la ONU intentó reunificar Chipre varias veces.
Mientras que Chipre abrió las negociaciones para su adhesión a la UE en 1993, en paralelo, los dos dirigentes chipriotas discutieron con la ONU el plan Annan, por el nombre del secretario general Kofi Annan, quien planeaba el establecimiento de una República de Chipre unificada de tipo federal, que pensaba en una igualdad estricta de representación comunitaria en las instituciones políticas y también en un reequilibrio demográfico entre las dos partes de la isla.
Sometido a referéndum en abril de 2004, el plan fue rechazado (70%) por los chipriotas griegos, porque la igualdad política de las comunidades no reflejaba la demografía, como los grecochipriotas son casi tres veces más numerosos que los turcochipriotas. Además, el plan autorizaba a Grecia y Turquía a mantener una presencia militar en la isla, lo que ponía en duda de manera evidente la soberanía de Chipre. La parte norte había aprobado este plan con un 65% de apoyo.
Este fracaso no impidió la integración de Chipre en la UE el 1 de mayo de 2004, de jure en su totalidad geográfica, dado que la RTNC no es reconocida por Bruselas.
Desde entonces, los diálogos para intentar formar una federación se reanudan y topan regularmente. En 2015, los chipriotas del norte eligieron a la presidencia a Mustafa Akinci, el primer líder que desea una reunificación de la isla y que se opone abiertamente a un refuerzo de la influencia turca en el país. En 2016, los lideres estuvieron cerca de lograr un acuerdo, pero un único punto continúa bloqueando cualquier realización: la presencia de soldados turcos en la isla.
Sin embargo, 2019 trajo su parte de pequeños éxitos. Ejemplo de una reunión desde abajo, un partido de fútbol que opuso a turcochipriotas y grecochipriotas en el pueblo de Pýla, el único donde las dos comunidades viven en vecindad. Una nueva prueba de que el deporte es vector de paz.
Además, las elecciones europeas del pasado mes de mayo vieron la primera elección de un diputado turcochipriota a Estrasburgo. Asimismo, António Guterres, el actual secretario general de la ONU, eligió 2019 y el aniversario de los 30 años de la Caída del Muro de Berlín para reactivar las negociaciones y basarlas en la antigua capital dividida. El símbolo es fuerte, pero ¿será suficiente para finalmente derribar estos muros de otro tiempo?
Las recientes perforaciones turcas llevadas a cabo en las costas de la RTNC y las crispaciones geopolíticas que siguieron muestran que las tensiones ya están candentes en la isla. Sobre todo, sacan a la luz un elemento: el puesto central que el presidente turco Erdoğan ocupa en este conflicto.
El pequeño sultán ha hecho del nacionalismo su credo para situarse en el gran tablero geopolítico del Próximo Oriente. Fuera de cuestión para él está, entonces, abandonar su base de retaguardia mediterránea.
La retirada de tropas, principal escollo para las negociaciones, no podrá llevarse a cabo antes de la salida de Erdoğan de la presidencia, o gracias a una reorientación de su política internacional. La meta es saber cuál de las dos opciones se producirá en primer lugar.
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