El discurso de este año, coincidente con el ecuador del mandato de la Comisión, tiene, por consiguiente, un significado simbólico más pronunciado. Dicho alegato fue una oportunidad para recordar los éxitos y las aspiraciones de la Unión de los últimos meses, marcados por las crisis sanitaria y económica, abriendo paso a las críticas sobre la actuación de la UE (o la falta de la misma) en áreas como la política exterior o la sanidad en tiempos de pandemia. Se esperaba el anuncio de medidas concretas en el ámbito de la crisis climática, garantizando que la Unión quiere permanecer siendo una comunidad de 27 países con una única voz en el escenario internacional.
Europa necesita un alma, un ideal y voluntad política, para perseguir dicho ideal
Von der Leyen comenzó solemnemente, recordando las palabras de Robert Schumann, uno de los padres de la integración europea: Europa necesita un alma, un ideal y voluntad política, para perseguir dicho ideal. La encarnación de esta voluntad es el paquete NextGenerationUE (Plan de Reconstrucción para Europa), que pretende hacer frente a las consecuencias de la crisis económica que asoló la Unión durante los meses más duros de la pandemia, debido a, por ejemplo, las interrupciones del comercio internacional y las cadenas de suministro globales. Este Plan, siendo el mayor paquete de medidas jamás adoptado para revitalizar la economía, no tiene precedentes en términos de su método de financiación innovador. La UE nunca antes había tenido un programa cuya financiación se basa en préstamos en los mercados de capitales y emisión de bonos. Algunos especialistas contemplan esta innovación como un paso significativo hacia el federalismo europeo.
Una deuda de gratitud con la juventud europea
El paquete tiene también un significado simbólico a causa de su nombre. Von der Leyen enfatizó la atención que la Unión quiere prestar a la juventud, a la próxima generación que decidirá sobre el destino de la UE en los años por venir. Reconoció, también, que se da cuenta de lo mucho que han sacrificado los jóvenes durante el año y medio que dura la pandemia —imposibilidad de viajar, establecer relaciones para toda la vida, u obtener conocimiento local o internacional— en nombre de la preocupación por el estado de salud de las generaciones más mayores y de los miembros más vulnerables de la sociedad. La deuda con la juventud se saldará con la implantación de un nuevo programa titulado ALMA que tiene como objetivo permitir que los más jóvenes del mercado laboral adquieran experiencia laboral en otro Estado miembro.
Las vacunas para países en desarrollo como “inversión en solidaridad”
Como era de esperar, von der Leyen enfatizó en su discurso el avanzado programa de vacunación en Europa, las soluciones propuestas para la prevención de futuras crisis sanitarias o la cantidad de certificados COVID expedidos en toda la UE. Sin embargo, este ámbito deja mucho que desear con respecto a las disparidades en las estadísticas de vacunación entre los países de la UE y —como recordó acertadamente la presidenta— los datos sobre el progreso de los programas de vacunación en un contexto global. En este caso, la desproporción no se debe a la falta de demanda de las vacunas, sino a la escasez de acceso a las mismas. Von der Leyen prometió, en nombre de la Comisión Europea, que incrementará la cantidad de vacunas transferidas a los países en desarrollo como una inversión en solidaridad.
El Pacto Verde Europeo y la legislación europea sobre microchips
La siguiente iniciativa planeada para los próximos meses, centrada en asegurar la independencia comunitaria de producción, es la aprobación de la legislación europea sobre microchips. Se trata de semiconductores electrónicos cuya producción en Europa es insuficiente. La ley tiene como objetivo fortalecer la competitividad y la soberanía tecnológica de la UE. Durante su discurso, también hizo mucho hincapié en el Pacto Verde Europeo, en virtud del cual a la Unión le gustaría fijarse objetivos más ambiciosos que los fijados hasta ahora, pero, tal y como señala la presidenta, no somos el único actor en el escenario internacional que debería declarar y comprometerse a unos objetivos más concretos en un contexto de la celebración de la COP 26.
“Libertad”, una palabra clave del discurso
Una de las palabras más repetidas durante el discurso de la presidenta fue “libertad”. Se hizo mención a los periodistas asesinados por difundir la libertad de expresión y promover medios independientes. Von der Leyen reafirmó la importancia de la libertad de «amar a quien quieras», lo cual debe interpretarse como una respuesta a los vergonzosos actos de discriminación como la nueva ley húngara que prohíbe la pubicación de contenido relacionado con el colectivo o las “zonas libres de LGBT” declaradas en Polonia. Esta no es la única observación que no se refiere a un destinatario concreto, pero su contenido deja claro a quién va dirigido: en respuesta a acciones que limitan la independencia del poder judicial, en países como Polonia, a partir de 2022, informes sobre el Estado de derecho deben contener, además, recomendaciones específicas para los Estados miembros.
Las reacciones de los representantes de los grupos políticos del Parlamento Europeo
El debate del cierre de discurso comenzó con las declaraciones de los representantes de todos los grupos europarlamentarios. En gran medida, la acogida del discurso fue positiva. Iratxe García Pérez, la representante de los Socialdemócratas, felicitó a la presidenta de la Comisión por la iniciativa de legislación para combatir la violencia de género — un postulado que su grupo parlamentario reclamaba desde hace mucho tiempo. Por otra parte, Dacian Cioloș, de Renew Europe, no estuvo dispuesto a felicitar el trabajo de la Comisión, recordando que solo el 3% de la población africana recibió la vacuna, y que en Europa estamos ante una política anti-libertad bajo la cual los periodistas están siendo asesinados. Mientras tanto, Philippe Lamberts, de los Verdes, pidió que se trabaje más en el campo de la protección del clima, principalmente poniendo fin a los subsidios a la industria de los combustibles fósiles.
¿Qué ha faltado en el discurso sobre el estado de la Unión de este año?
Es imposible no darse cuenta de que la pandemia de COVID-19 ha expuesto brutalmente las desigualdades entre las personas en cuanto a sus recursos, y no podemos seguir hablando de prosperidad europea en el contexto de la situación de vida actual de los europeos. En el discurso de von der Leyen, no se anunció ningún tipo de acciones específicas destinadas a reducir las desigualdades fiscales o garantizar el acceso a servicios públicos de buena calidad para todos los ciudadanos europeos. La narrativa europea, después de un año y medio de lucha contra la pandemia, parece fuerte y podemos ver que las iniciativas de la UE se están convirtiendo en proyectos específicos: esto es lo que sucedió con la regulación de las irregularidades en el funcionamiento del mercado interior, la implementación del Plan de Reconstrucción o el introducción de certificados COVID digitales. No obstante, no será suficiente, en tiempos de especial sensibilidad y vulnerabilidad de los grupos sociales susceptibles a las influencias populistas, si la UE no es más fuerte e independiente en términos de migración, asilo, clima y política social.
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