LOS FRACASOS DE LA UE EN LA ESCENA INTERNACIONAL
El 10 de agosto del 2020, Turquía envió un buque oceanográfico, escoltado por fragatas, para rastrear el fondo marino, reivindicado por Grecia, en busca de hidrocarburos. Atenas no tardó en lanzar maniobras navales, que condujeron a una escalada de tensiones entre Turquía, Grecia, pero también Francia y, por supuesto, toda la Unión Europea. Esta disputa estatal, sin embargo, es sólo la última de un conflicto latente desde hace décadas entre Grecia y Turquía con respecto al reparto de aguas en el mar Egeo.
Mientras se esperaba con mucho entusiasmo la pareja Francia-Alemania, ambos países finalmente dejaron paso a una gran confusión, al aturdido, dejándose influenciar por la amenaza de un paso migratorio hacia occidente. Por último, si varias sanciones fueron aprobadas por los Estados europeos, (una “blacklist” turca de empresarios, la congelación de activos en el territorio europeo, e incluso la congelación de visados) muchos cuestionan su eficiencia.
El 10 de septiembre del 2020, se debía celebrar en la ciudad alemana de Leipzig la cumbre bilateral entre China y la Unión Europea, un encuentro finalmente cancelado a favor de una cumbre virtual, debido a los efectos de la pandemia. Xi Jinping, Charles Michel y Ursula Von der Leyen, acompañados por Angela Merkel como presidenta rotatoria del Consejo de la UE, pudieron discutir la cooperación económica, cultural y demás... Sin embargo, el público estaba obviamente esperando la posición de la UE sobre Hong Kong y la situación en Xinjiang.
Después de unas semanas, los 27 impusieron sanciones, siendo así las primeras desde el embargo de armas decretado en 1989. Toca recordar que, hasta entonces, la UE tenía buenas relaciones con China, alentando firmemente su liberalización y su ingreso en la OMC. Hoy en día, los uigures todavía están bajo el yugo del gobierno de Pekín; en consecuencia, el respeto de los derechos humanos —valor inalienable e indisociable de la Unión Europea— todavía está siendo violado.
EL FUTURO DE LA EURO-DIPLOMACY
En cuanto a la diplomacia, la UE vive a la sombra de sus respectivos Estados miembros. De hecho, de los 27 países, solo Francia tiene un impacto en la escena internacional (en efecto, Francia tiene un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, y una gran red de embajadas a través del globo). Por lo tanto, la política exterior es una competencia nacional.
En respecto a la defensa, en primer lugar, la Unión Europea puede tomar medidas en territorio extranjero a pesar de sus deficiencias acerca del ejército oficial (o sea la necesidad de «pedir prestado» a los soldados nacionales). En segundo lugar, la OTAN ya ocupa el terreno militar en el continente. Sin embargo, ha sido incapaz de manifestar y expresar una respuesta eficaz a la escalada de la tensión entre Turquía y Grecia, ¡y con razón! Porque no estamos sin saber que ambos países se han unido a la alianza. A esta ineficiencia, E. Macron diagnostica el estado de «muerte cerebral». Esa fue la frase topada; eclipsando el real análisis del presidente francés, prediciendo que la UE «desaparecerá» si no se «considera a sí misma como una potencia global».
Desde el inicio del siglo XXI, la asociación UE-OTAN ha ido avanzando hacia un cambio de poder hacia la UE. Así, en 2002, en Praga, los países unidos a la alianza expresaron su apoyo al acceso de la Unión a los recursos y capacidades de la Alianza; lo que los llevó a firmar una declaración conjunta sobre la política europea de seguridad y defensa. En concreto, tras este acuerdo, la UE adquiere el poder de mando de la OTAN para las operaciones que dirige. Se crearon dos nuevas estructuras: 1) una unidad permanente de operaciones sobre el terreno sin recurrir a los recursos de la OTAN; 2) la creación de SHAPE para mejorar la preparación de las operaciones de la UE llevadas a cabo con los recursos de la OTAN.
Este deslizamiento gradual otorga primero a la Unión poderes adquiridos por vía no normativa, en el sentido de que el poder adquirido se adquirió sin reformar el tratado constitutivo de la unión (transferencia institucional), y luego adopta la forma de «abandonar el terreno» en favor de la UE. Sin embargo, en nuestra reflexión sobre la Europa del mañana, además de mejorar su economía (segundo PIB global), mejorar su sostenibilidad y su salud, toca pensar en la Europa de la defensa.
Los EEUU no deben ser la policía del mundo, los dos últimos presidentes tuvieron esta voluntad, Obama ya decía que «gobernaba desde atrás». La OTAN se encuentra en un estado de catalepsia. ¿Cómo piensa protegerse la Unión? Frente a las amenazas del mañana (terrorismo, ciberataque, ideológico, salud...), la presencia de un G.I. en el viejo continente es poco probable y los reveses causados sólo elevan el espectro de una nueva Comunidad Europea de Defensa.
En ese sentido, E. Macron pedía, ya en 2018, a las ondas de la radio Europe 1, la creación de un «real ejército europeo». El mismo año, bajo el liderazgo francés, diez Estados miembros de la UE pusieron en marcha la Iniciativa Europea de Intervención. ¿Se podría calificar esto como un primer paso hacia una segunda EDC?
LANZAMIENTO DE LA INICIATIVA CONJUNTA DE LA INDUSTRIA ARMAMENTÍSTICA
En mayo del 2019, el presidente francés propuso la creación de un departamento de investigación científica sobre la innovación europea en armamento, a imagen del DARPA estadounidense. El principal reto de esta ambiciosa iniciativa es el financiamiento. Un breve recordatorio: se negocia el presupuesto anual de la UE, fijado para 7 años. Para el ejercicio 2021-2027, se eleva a 1.074.300 millones de euros.
«Los actuales mecanismos de financiación europeos son insuficientes”, argumenta el economista Colliac, del Instituto Euler Hermes. “La falta del presupuesto europeo dedicado y la renuencia de los países miembros a aumentar su contribución global son un real hándicap en el desarrollo de una estrategia industrial europea». En el ámbito del armamento, ya existe un Fondo Europeo de Defensa para apoyar proyectos de investigación y la construcción conjunta de equipos de defensa. Sin embargo, se debería cambiar el paradigma europeo sobre la industria común. De hecho, la estrategia de patchwork de los modelos económicos nacionales complica la definición de un verdadero modelo europeo. Recordemos el rechazo por parte de la Dirección General Comp del proyecto de fusión Alstom-Siemens en las actividades ferroviarias: si, de hecho, la operación de merger entre ambas compañías otorgaría un poder significativo en su mercado, ¿no sería este el objetivo de la UE en cuanto a la preservación de su crecimiento económico?
En realidad, en palabras de Joschka Fisher (ex ministro de Asuntos Exteriores): «El problema para Europa hoy, es Alemania». La política de posguerra «nunca más», sigue siendo aplicada por Alemania, que aún no toma conciencia, según él de su responsabilidad frente a futuras amenazas. Ahora bien, cabe recordar el pasado para evitar los errores cometidos, es una visión noble, no obstante, la parálisis de los alemanes frente a numerosas preguntas contradictorias anestesia los esfuerzos europeos. Es hora de avanzar hacia una nueva etapa para la integración comunitaria, de emitir «policies without politics», de abandonar el panem y circenses para que finalmente los ciudadanos se den cuenta de la importancia y la necesidad de la Unión.
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