Los Ganadores
Pasado el 25 de octubre de 2015, los resultados late poll (del 90% de escrutinio) apuntan de que el partido ultraconservador de Jarosław Kaczyński sigue siendo un claro ganador de estas elecciones parlamentarias. Tras recibir el 37,70% de los votos, traducibles en 232 escaños, la Ley y Justicia (PiS, por sus siglas en polaco) adquiere la potestad de gobernar en solitario, volviendo al gobierno tras su pérdida en las elecciones de 2007 y dando además lugar a una situación sin precedentes. Es decir, por primera vez desde la transición de este país báltico hacia la democracia en 1989, una formación ganadora dispone de plena posibilidad de ser un gobernante único sin necesidad de formar coaliciones.
La salida del partido en el gobierno
La segunda en obtener el mayor número de votos fue la Plataforma Cívica (PO, por sus siglas en polaco). El partido gobernado anteriormente por el actual Presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, (con el resultado del 23,60% y en clara oposición a la formación ganadora) se queda fuera del gobierno, ocupando además un puesto del líder de la oposición. Asimismo, teniendo en cuenta los resultados del las elecciones parlamentarias del 2011 vemos una clara inversión de fuerzas. El partido de Ewa Kopacz (la sucesora de Tusk) no solamente es el principal perdedor de los últimos comicios, sino también la distancia electoral hacia su principal opositor (Ley y Justicia) decrece notablemente, siendo éste el efecto del cansancio social generalizado de su gobernabilidad, así como (tal como apuntan los medios nacionales) el resultado del orgullo, la vanidad y el sentido de superioridad de sus políticos frente al resto de los oponentes.
Otro de los rasgos principales de estas elecciones es la entrada de dos nuevas formaciones políticas: Kukiz´15 y Moderna (Nowoczesna en polaco). En primer caso, hablamos de un partido dirigido por Paweł Kukiz (exrockero y líder de la banda “Piersi”), conocido ya por la sociedad polaca debido a la presencia de su líder en las elecciones presidenciales del pasado 10 de mayo. Con el resultado total del 8,70% de votos, Kukiz´15 dará una representación al electorado marcado por el activismo social, tanto de carácter populista, radical y antisistema, como derechista e indignado, además de frustrado con el anterior y el actual gobierno, así como la situación interna que vive el país.
En cambio, Moderna de Ryszard Petru es un partido pro-europeo y claramente liberal. Con un programa electoral y los postulados políticos basados en las principales reformas económicas del país, esta entidad política obtuvo el 7,70% de votos de todos los electores. Así, la mayor libertad económica, el desarrollo basado en la innovación, la reforma sustancial del sistema de seguridad social y de educación o la eliminación de los privilegios de los grupos profesionales son solamente algunas de sus propuestas.
Finalmente, la última de las cinco formaciones políticas que consiguieron entrar en el Congreso es el Partido Campesino Polaco (PSL, por sus siglas en polaco). Con el 5,20% de votos obtenidos, es otro de los claros perdedores de estos comicios, siendo sin duda afectado notablemente por la coalición con el anterior partido gobernante, Plataforma Cívica, y la aprobación de las políticas incitadas por su socio.
Desaparición de la izquierda
Quizás la sorpresa más grande es la desaparición de la izquierda de la escena política polaca. Como vemos en los gráficos adjuntos, la agrupación de estos partidos, presentada por la candidata de los socialistas (Barbara Nowacka), no llegó a obtener el suficiente número votos a su favor para entrar en la cámara baja del Parlamento. Sin menor duda, la mala gestión electoralista procedida, la tardía aparición de su candidata principal, la índole de sus líderes históricos vinculada a la falta del rejuvenecimiento de sus estructuras fueron las principales causas de su decreciente popularidad presenciada ya durante las elecciones presidenciales de este mismo año. Igualmente, el surgimiento del partido Juntos (Razem en polaco), su popularidad y buenas previsiones electorales (finalmente insuficientes) causaron también una parcial desviación de los votos, sea hacia este nuevo actor político (popular especialmente entre la gente joven y de izquierdas) o hacia otras formaciones.
El partido KORWiN, otra de las formaciones a la que el Congreso de los Diputados se queda (por ahora) fuera de su alcance, obtuvo el 4,90% de votos. No obstante, su posible entrada podría cambiar sustancialmente el reparto actual de los escaños, nivelando el número de los diputados de la Ley y Justicia (ganadora en 14 de las 16 regiones del país) a 228. En tal caso, el partido ganador perdería el “privilegio” de poder gobernar en solitario, siendo obligado a formar una coalición con el objetivo de obtener una mayoría parlamentaria, aunque Paweł Kukiz en su entrevista con una de las principales cadenas de radio nacionales (Radio Zet) afirmó ya que no formará parte del nuevo gobierno de la derecha ultraconservadora.
Ahora sí, la futura Primer ministra Beata Szydło, antropóloga de 52 años de edad, en ningún momento de la campaña dudó en presentar su postura relativa a los asuntos clave y de actualidad nacional que preocupan a la gran parte de la sociedad polaca. La defensora de los valores católicos y nacionalistas, reservada en lo que se refiere a la entrada de Polonia en la zona euro, favorable a la mejora redistribución de riqueza, negativa a las cuotas del reparto de los refugiados y de postura anti-rusa, logró un amplio apoyo no solamente entre la gente mayor (el electorado tradicional de su partido), sino también de una parte importante de la gente joven.
La incertidumbre europea ante el futuro posicionamiento polaco.
Asimismo, la elección de esta entusiasta de las políticas de Viktor Orbán (comparada a menudo con Marine Le Pen) crea la situación de cierta incertidumbre, especialmente en el caso de su equivalente occidental más próxima. Parece estar claro, que Polonia apoyará desde entonces las posturas de otros de los Estados de la región (Hungría, Republica Checa y Eslovaquia) formando un eje que intentará diluir los acuerdos sobre la inmigración acordados estos meses. También, la posible violabilidad de los principios y reglas de la democracia constitucional liberal causa la preocupación entre la parte de la sociedad que no apoyó al nuevo gobierno.
Además, teniendo en cuenta la trayectoria y la compostura del último gobierno de Ley y Justicia en respecto a sus socios europeos y el lugar de Polonia en la Unión Europea, existe también la posibilidad de que las buenas relaciones polaco-alemanas, así como las polaco-rusas sufran un deterioro. Paradójicamente, estando basadas en el principio de confrontación en lugar de cooperación podrían ser una clara ventaja para el gobierno de Vladimir Putin debido a la mayor división y debilidad política de la UE en el momento, jugando en parte en contra de los intereses nacionales de Polonia.
Otras posibilidades
No obstante, ¿existe la posibilidad de desvinculación de la futura Primer ministra polaca de Jarosław Kaczyński? La aparición de un posible nuevo candidato (Piotr Gliński - un profesor universitario, miembro del eje de Jarosław Kaczyński) dice mucho sobre el tema. Mientras tanto, y de acuerdo con las últimas noticias, la candidata principal ocuparía el puesto de la Presidenta del Congreso de los Diputados.
Igualmente, ¿será este cambio de cara a la galería el efecto de rejuvenecimiento ideológico de su partido y la posible modificación de rumbo en el contexto comunitario? ¿Nos esperan unos tiempos difíciles para Europa? Sin duda ninguna, no nos queda otra que esperar, aunque cierta alteración (tanto en el ámbito nacional como europeo) parece ser más que innegable.
El autor Marcin Roman Czubala es doctorando en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid, becario FPU y miembro activo de JEF Madrid. Puede seguirlo en @eleuropeista.
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